Soñando ser pavo real,
la araña extiende su tela
cual abanico de lágrimas.
El blog de María Isabel Redondo.
Cita: de estos aires nunca se preocupa uno desde el valle.
Imagen: una niña sentada en un valle. A su espalda está el mar y, más allá, una montaña azul en cuya cima brilla una estrella.
Cita: de estos aires nunca se preocupa uno desde el valle.
Imagen: una niña sentada en un valle. A su espalda está el mar y, más allá, una montaña azul en cuya cima brilla una estrella.
Imagen:La niña se ha puesto de pie, y ahora mira hacia el mar, la cumbre y la estrella.
miércoles, 31 de julio de 2013
miércoles, 17 de julio de 2013
Yago, constructor
Mi amigo Yago construyó una pirámide de Egipto a escala, pequeñita. Vamos, una pirámide para hormigas. Pero, como estaba hecha con terrones de azúcar, las hormigas la tomaron por asalto y se dieron el gran banquete. Todas menos una exploradora, que se perdió en el gran laberinto subterráneo, donde murió de indigestión mientras buscaba en vano la salida. Allí quedó momificada y, como es costumbre enterrar a las momias junto con algún tesoro que se puedan llevar a la otra vida, Yago le hizo uno a base de canicas y papeles de plata de colores.
Aquellas vacaciones levantó en la playa un castillo de arena fina, blanco y majestuoso, en donde caballeros invisibles luchaban a espada para probar su valor. Pero una ola se lo llevó a las profundidades marinas. Quizás ahora lo habiten estrellas y caballitos de mar y sea la casa de muñecas de alguna sirena.
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Pequeños mundos
viernes, 12 de julio de 2013
La primera vez que lloré con una canción
Papá tenía un juguete nuevo: un radiocassette con flamantes botones
metalizados –plata, rojo y azul, mi favorito– y un contador cuyos
números blancos corrían lentamente a la par que la cinta magnetofónica. A
los niños no nos lo dejaban tocar, pero a través de nuestra madre, que
ejercía de operadora, lo aprovechábamos como el que más, disfrutando de
la música y los cuentos enlatados...
Puedes seguir leyendo (y hasta comentar, si te apetece) en:
http://www.laprimeravezque.literaturasm.com/?p=358
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Pequeños mundos,
Tejedores de sueños
jueves, 11 de julio de 2013
Injertados de zarza
A los rosales se les injerta de zarza para que crezcan más fuertes. Así también nosotros estamos injertados de dolor.
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Cuaderno de a bordo,
Momentos
Música es...
I
—hogar de bola de cristal de nieve—
en medio de un planeta desierto.
II
Que tus cadenas rítmicas
sean las mantas bajo las cuales cobijarme,
las cuerdas que sostengan mi hamaca,
suspendida sobre el Abismo.
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En los alrededores de la Luna
miércoles, 10 de julio de 2013
[Dover]
Las palabras no saben
decir lo que dicen.
Perdí mi ábaco de ingeniera
por caminos de espinos.
Sólo gritar-cantar
con las notas de otros,
con los versos de otros,
con las voces prestadas de otros,
de los que saben-pueden
cantar con el aliento de metal.
decir lo que dicen.
Perdí mi ábaco de ingeniera
por caminos de espinos.
Sólo gritar-cantar
con las notas de otros,
con los versos de otros,
con las voces prestadas de otros,
de los que saben-pueden
cantar con el aliento de metal.
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En los alrededores de la Luna
lunes, 8 de julio de 2013
La última valla
El lunes por la mañana, al comienzo de la jornada laboral, Laura abrió el correo electrónico, concretamente la carpeta dedicada a la lista de su grupo profesional, y esto fue lo que encontró:
Buenos días, Laura:
Tal como bien señalas en tu mensaje, creo que este no
es el canal adecuado para realizar esas valoraciones, ya que esta lista tiene
carácter técnico. Por ello, os rogaría que esta lista se utilice para el
objetivo que fue creada.
Firmado por el
coordinador de su categoría.
A lo largo de
la mañana, Laura ordenó el despacho y presentó la dimisión.
Aquella misma
tarde cargó el coche como para unas vacaciones y, tras dejar que los sucesivos
tramos de autopista la llevaran lejos, montó la tienda de campaña en medio de
un prado. Ya no habría más vallas que limitaran sus espacios de libertad.
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Pequeños mundos
miércoles, 3 de julio de 2013
Reyes sin pan
Dora puso sus zapatos de tacón junto al radiador, al pie de la ventana, como había hecho toda la vida. Al lado, el consabido vaso de leche y las galletas para Sus Majestades. Sin embargo, a la mañana siguiente no halló ningún paquete sobre el parquet brillante. Era lógico, pues ya no le quedaba nadie que le hiciera un regalo de Reyes: sus padres fallecidos hacía tiempo, y sus hermanos y sobrinos con vidas independientes en universos paralelos separados del suyo por cientos de kilómetros de autopista.
Llevó el vaso de leche a la cocina, la calentó en el microondas y se la tomó acompañada de las galletas. Luego se arregló, y cuando las campanas llamaron a los fieles a celebrar el día festivo, salió de casa sin olvidarse de cerrar con dos vueltas de llave. En el monedero, un euro para la colecta y otro para la barra de pan que compraría más tarde.
Iba aún meciéndose en el regazo del Amado, la comunión reciente, cuando la pobre que pedía a la salida de misa le regaló un clavel que parecía de terciopelo rojo. Inclinándose, Dora le echó la moneda restante en la caja de cartón al tiempo que murmuraba «muchas gracias». Aquel día de Reyes comería sin pan.
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Pequeños mundos
lunes, 1 de julio de 2013
Mi ciudad marinera
Mi ciudad siempre quiso
ser marinera
y ha llamado a las nubes,
que son de niebla,
para jugar
a ser hoy, disfrazada,
puerto de mar.
ser marinera
y ha llamado a las nubes,
que son de niebla,
para jugar
a ser hoy, disfrazada,
puerto de mar.
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En los alrededores de la Luna
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