Que las notas de tus canciones,
niño de luna y viento,
sean mis jarcias,
que hoy nieva en la catedral
y los pilares
son demasiado fríos
para abrazarlos.
Tomaré, pues, las estrofas
dulces o ásperas,
como si de una copa de vino se tratara
—tiene la viña esfuerzo, y sol, y lluvia—,
y brindaré contigo.
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