Quién volviera a ser niña en esta noche de estrella y de magia, en esta madrugada de piececitos ligeros, de ilusión encendida en busca de regalos. Tener la confianza en haber sido lo suficientemente buena para no hallar vacíos los zapatos del colegio. Creer aún que los prodigios existen, que forman parte de la vida cotidiana.
A los adultos, la luz de la estrella de oriente trata de recordarnos que la vida, la propia vida, acaso rutinaria, envuelve como papel de seda gris alguna que otra sorpresa de colores que nos regala el Padre de los Astros. Cualquier día: los números no son importantes.
A los adultos, la luz de la estrella de oriente trata de recordarnos que la vida, la propia vida, acaso rutinaria, envuelve como papel de seda gris alguna que otra sorpresa de colores que nos regala el Padre de los Astros. Cualquier día: los números no son importantes.
Así que limpiad bien vuestros zapatos de cristal o vuestras botas de siete leguas, no vaya a ser que mañana por la mañana encontréis junto a ellos un paquete…
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