Los plátanos enlazan
sus ramas pedigüeñas
para abrazar la nieve.
Como espera la escarcha
el beso blanco de la luna llena.
Como aguardan las calles
ornadas de guirnaldas fluorescentes
el brillo de la Estrella.
Y la mina
donde hibernan tal vez las emociones,
el son de un villancico.
¿Cómo darme a mí misma
juramento y palabra
de que aún el rescoldo sigue ardiendo
en esta bola de cristal de nieve?
(¡Canta, Loreena!).
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