Yo, Isabel,
guardiana de las barras de progreso
y del zumbido de los tubos fluorescentes,
del sol que gira tras los ventanales
que dan al Sur,
te escribo a ti,
callado como un copo,
como una nube,
con ese silencio
que guardan en su cofre las estrellas
aunque algunos afirmen que cantan.
Te escribo sin palabras,
sin fecha,
precisamente hoy,
solo en mi pensamiento,
sobre andamios de música.
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