El blog de María Isabel Redondo.
Cita: de estos aires nunca se preocupa uno desde el valle.
Imagen: una niña sentada en un valle. A su espalda está el mar y, más allá, una montaña azul en cuya cima brilla una estrella.

Imagen:La niña se ha puesto de pie, y ahora mira hacia el mar, la cumbre y la estrella.

lunes, 29 de marzo de 2010

Alas de Acero

¿Qué mejor ocasión para rescatar del arca esta pieza de 2008?

Al cuento homónimo de Ángela Ruano


En Madrid, como un mar de ciudades,
de caminos, cemento y cristal,
vivo yo, con mis alas de acero.
Soy un faro sin qué vigilar.

No hay señales ni luz en la noche
ni sirena que pueda alertar,
cuando el mundo se llena de niebla,
del peligro que acecha en la mar.

Tengo un sueño modesto y hermoso.
De una torre hace tiempo oí hablar
que, en el Cabo del Fin de la Tierra,
cumple fiel su misión de alumbrar.

Si tuviera la fe suficiente,
si tuviera el valor de arrancar
la raíz que me amarra a la tierra
sin dudarlo la iría a buscar.

Vagabundo cruzara los bosques
con el solo objetivo de hallar
en Coruña a mi fiel compañera
y a su lado la costa guardar.


3 de febrero de 2008

Alas de Acero



Portada del libro Alas de Acero



«Me llamo Alas de Acero. No sé por qué, porque alas no tengo;
aunqe acaricio el cielo, y soy del mismo color que el acero: gris
plateado».

«Soy un faro, un faro muy especial».

«Pero un faro en una ciudad…»



Con estas frases tan sugerentes, la Abuela Ángela, que tiene mucho de bruja, hada y duende, nos introduce en esta historia única y entrañable —como ella misma—. Publicada por Booklane Ediciones en versión bilingüe (español/inglés) y acompañada por las hermosas ilustraciones de la autora y de Olga Álvarez Rubio, la historia nos transporta a un mundo, que no deja de ser nuestro mundo, donde la realidad se fusiona con la fantasía.

Quizás el libro no sea para lectores muy pequeños… pero nunca se sabe hasta dónde puede llegar la mente de un niño. Es una obra que se puede disfrutar a varios niveles.

Ángela, con una niña y Alas de Acero



Día D: sábado 27 de marzo de 2010.
Hora H: 18,30.
PuntoX: Librería Infantil El hada trabalenguas (Madrid).

Arropada por niños y mayores, y con la inestimable presencia del propio Alas de Acero, eso sí, en su versión en miniatura, ya que no hay edificio que pueda albergarlo, Ángela Ruano Yagüe presentó en sociedad su libro. Nos contó la historia… dejándola colgada en unos puntos suspensivos —la muy pilla— para que todos nos quedáramos con ganas de leer más. Hubo canciones, otros cuentos —unos contados por Ángela y otros por los propios niños—, e incluso… ¡magia! Tanto es así que al final hasta yo me vine con un regalo: una pequeña serpiente de fieltro verde que todavía está buscando un lugar en mi casa (aunque creo que se acabará acurrucando encima de la tele, que da calorcito). Lástima que las palabras no puedan expresar las emociones…

Ángela con dos niños, contando cuentos


Igual que muchos buenos libros, esta alegre reunión de colores —así ha quedado inscrita en mi memoria— tuvo también su prólogo y su epílogo: el encuentro —abrazos y achuchones incluidos— con “viejos” amigos del alma: Raquel, Ángela, Santi. Y con otros nuevos: Carmina, Olga… Gracias a todos por acogerme con los brazos y el corazón abiertos y por hacer de este un fin de semana inolvidable.

viernes, 26 de marzo de 2010

Ofertas "especiales"

¡Hay que estar desesperada...! :-)

O el valor de redactar correctamente (c. q. d.)


miércoles, 24 de marzo de 2010

Agua de mina

Canción gris. Lluvia. Ronroneo diésel.
Colores, los de los paraguas,
los de cien mil anuncios.
Luz-vida, la de los semáforos.
El agua torrentera codifica el mundo en fideos de cristal
al otro lado de la ventanilla del bus.

Náufraga en vida,
camina mi Esperanza,
sin paraguas,
casi al vuelo
sobre las obras de color arcilla
mientras recuerda
—todo me va minando—
que la mina es un pozo.

jueves, 18 de marzo de 2010

Alegría

Hoy me regalas el gozo de la Alegría, como una bola de Navidad, verde y dorada. Los colores del bosque, de la sidra y de la fiesta.

¡Bendito y alabado seas!

viernes, 12 de marzo de 2010

A la memoria de Miguel Delibes

Gracias a Mª José.

A la memoria de Miguel Delibes, que murió sin recibir el premio Nobel. Con mi mayor admiración.


¿Quién dirá tus palabras
de surcos y de viñas,
las de mis padres, las de mis abuelos,
preciosa, humilde herencia,
mínimo común múltiplo del alma castellana,
ahora que tú te has ido?

viernes, 5 de marzo de 2010

La melancolía

Gracias a Káralan.

«La melancolía es el territorio donde nacen las canciones.»

(Joaquín Sabina)



«La felicidad es un territorio tan yermo como el desierto de Nevada, pero en Las Vegas te puedes casar vestido de Elvis.»

(David Carretero)

martes, 2 de marzo de 2010

Morir por un sueño

Anoche, mi jarra de la leche soñó que era un balón de baloncesto. Acabo de recoger sus pedazos: no consiguió llegar indemne al segundo bote.

El gato de la SGAE

Ayer por la tarde, en la copistería, un gato blanco desde la punta de los bigotes hasta la punta de la cola, vigilaba sentado en el extremo del mostrador para que ninguno infingiéramos la Ley de Propiedad Intelectual.


lunes, 1 de marzo de 2010

Anclas

Todos los días, los milagros nos aguardan escondidos detrás de una esquina, aunque sea envueltos en papel de embalar o en tela de saco. Así, hace poco tropecé por puro azar con unas palabras que me recordaron eso de «estar atento al aquí y al ahora»… pero no de una forma teórica, sino sencilla y práctica.


imagen de un ancla sobre un lecho de flores

Que mis anclas sean, pues,
los colores del mundo
y cuantos sonidos llegan hasta mí.
Los olores, los sabores, las texturas…
Que al menos ellos me sostengan
cuando no pueda apoyarme en nada más.

Una nave sin ancla va a la deriva.
Las anclas no son cadenas,
sino hilos de luz
que nos atan a la tierra
mientras, como una cometa,
esa parte de nosotros que llamamos espíritu,
y que es nosotros mismos,
puede volar.