El blog de María Isabel Redondo.
Cita: de estos aires nunca se preocupa uno desde el valle.
Imagen: una niña sentada en un valle. A su espalda está el mar y, más allá, una montaña azul en cuya cima brilla una estrella.

Imagen:La niña se ha puesto de pie, y ahora mira hacia el mar, la cumbre y la estrella.

lunes, 29 de marzo de 2010

Alas de Acero



Portada del libro Alas de Acero



«Me llamo Alas de Acero. No sé por qué, porque alas no tengo;
aunqe acaricio el cielo, y soy del mismo color que el acero: gris
plateado».

«Soy un faro, un faro muy especial».

«Pero un faro en una ciudad…»



Con estas frases tan sugerentes, la Abuela Ángela, que tiene mucho de bruja, hada y duende, nos introduce en esta historia única y entrañable —como ella misma—. Publicada por Booklane Ediciones en versión bilingüe (español/inglés) y acompañada por las hermosas ilustraciones de la autora y de Olga Álvarez Rubio, la historia nos transporta a un mundo, que no deja de ser nuestro mundo, donde la realidad se fusiona con la fantasía.

Quizás el libro no sea para lectores muy pequeños… pero nunca se sabe hasta dónde puede llegar la mente de un niño. Es una obra que se puede disfrutar a varios niveles.

Ángela, con una niña y Alas de Acero



Día D: sábado 27 de marzo de 2010.
Hora H: 18,30.
PuntoX: Librería Infantil El hada trabalenguas (Madrid).

Arropada por niños y mayores, y con la inestimable presencia del propio Alas de Acero, eso sí, en su versión en miniatura, ya que no hay edificio que pueda albergarlo, Ángela Ruano Yagüe presentó en sociedad su libro. Nos contó la historia… dejándola colgada en unos puntos suspensivos —la muy pilla— para que todos nos quedáramos con ganas de leer más. Hubo canciones, otros cuentos —unos contados por Ángela y otros por los propios niños—, e incluso… ¡magia! Tanto es así que al final hasta yo me vine con un regalo: una pequeña serpiente de fieltro verde que todavía está buscando un lugar en mi casa (aunque creo que se acabará acurrucando encima de la tele, que da calorcito). Lástima que las palabras no puedan expresar las emociones…

Ángela con dos niños, contando cuentos


Igual que muchos buenos libros, esta alegre reunión de colores —así ha quedado inscrita en mi memoria— tuvo también su prólogo y su epílogo: el encuentro —abrazos y achuchones incluidos— con “viejos” amigos del alma: Raquel, Ángela, Santi. Y con otros nuevos: Carmina, Olga… Gracias a todos por acogerme con los brazos y el corazón abiertos y por hacer de este un fin de semana inolvidable.

2 comentarios:

  1. Gracias por estas fotos, que bien os lo pasasteis... Un abrazo

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  2. Gracias por compartir esos momentos, querida amiga.

    Un abrazo.

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