araño las paredes de arcilla de la noche.
Lana de fuego rojo
embebida de amargura
y de la nostalgia del dulce vino.
Ay, si mis dedos otrora de encajera
supieran pulsar las cuerdas del laúd o del arpa
y mi voz escalara por el mundo adelante
para cantar el círculo
del eterno anhelar
y la eterna añoranza.
Mir. Valladolid, 26, 27, 28 de diciembre de 2009
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