La gota que colmó el vaso
incrementó también la soledad
en un grano de arena.
Duele tu nombre en los emails
y dolerá mañana
en las ramas desnudas de los plátanos.
Ahora...
Volaría mi alma
a caminar de noche por las calles,
sus lágrimas al viento,
a la busca de algún Getsemaní
donde rezar a las estrellas altas
para que te me guarden.
Templarían mis dedos mi guitarra
en esta noche anónima
y con notas agraces
tejería acordes nuevos
para cantar tu nombre
que duele en las esquinas virtuales
de mi casa en la Luna.
Ay, Mir
ResponderEliminarUn fuerte abrazo
Hay, Tali :-)
EliminarOtra abrazo para ti, y gracias por leerlo.