Hasta el alma me duele.
Sale huyendo
la alegría del valle.
Me duele cada espiga, cada surco,
cada terrón. Me duele
cada cepa granada del majuelo,
cada metro cuadrado
de mi mapa del mundo.
Me duele la garganta,
estoy cansada y tiemblo.
Menta y miel,
flor de malva,
eucalipto y orégano,
propóleo y equinácea,
mil remedios caseros,
caricias mentoladas
en la espalda y el pecho
y el beso de mi madre
que cura más que el médico.
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