Entre la niebla
se escarcharon las ramas de los árboles
y los pasos perdieron el camino.
Lluvia en el corazón, nieve en el alma.
Una hoguera de leña fue faro en la noche
y una cueva brilló como una lámpara:
fruto de luz cuya semilla
—¡un Niño!—
nos trajo la esperanza.
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