¿Un manual más para criar polvo en las estanterías? ¡No! ¿Un libro de recetas? Tampoco: ya sabemos que las fórmulas magistrales solo existen en farmacia, y cada día menos. Entonces, ¿qué es este libro que acaba de salir a la venta, editado por Vision Libros?
Ante todo, un excelente manual sobre la escritura de LIJ (Literatura Infantil y Juvenil), si bien extrapolable a la escritura de historias (relatos, novelas, etc.) en general.
Haciendo gala de su extraordinaria capacidad de síntesis, Santiago Gallego nos presenta, con una exposición diáfana donde no falta ni sobra nada, estas seis «piezas» en las cuales resume la esencia de la escritura para niños y chicos. Está todo: de dónde salen las ideas para una historia, la «personalidad» de los personajes, el escenario, la estructura narrativa, el ritmo, la verosimilitud… ilustrado además con multitud de ejemplos de los grandes maestros —famosos o no— de la LIJ de los últimos cincuenta años. Unos textos, ¡ay!, tan buenos que dan ganas de llorar y no volver a escribir una línea de LIJ (ni de literatura, si a eso vamos) en lo que queda de vida. También, por otra parte, le entran a uno ganas de asaltar la biblioteca municipal y llevárselos todos.
No obstante, lo que diferencia a este libro de otros de temática similar, es el planteamiento que le da el autor, quien desde un principio nos hace reflexionar sobre el hecho de escribir y preguntarnos por qué se hacen las cosas. De su mano y de la de los grandes escritores, nos adentramos por este terreno que, lejos de ser árido, resulta tan apasionante que, como sucede con las mejores novelas de intriga, no podemos dejar de leer.
Solo se echa de menos un apéndice o capítulo séptimo que englobara las características más relevantes de los niños de las edades para las cuales pretendemos escribir, y además, enlazando con las consecuencias que estas tienen en LIJ. En esta línea, no estarían de más algunas orientaciones básicas con respecto a la extensión de los textos.
Os puedo asegurar que quien lo lea no va a quedar decepcionado.
Ah, no es por destripároslo, pero al final el asesino es el mayordomo :-)
uhmmm que buena pinta... No me lo voy a perder
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