El blog de María Isabel Redondo.
Cita: de estos aires nunca se preocupa uno desde el valle.
Imagen: una niña sentada en un valle. A su espalda está el mar y, más allá, una montaña azul en cuya cima brilla una estrella.

Imagen:La niña se ha puesto de pie, y ahora mira hacia el mar, la cumbre y la estrella.

lunes, 20 de septiembre de 2010

La bella durmiente

Se quedó dormida apoyada en mi hombro. Primero sentí el cosquilleo suave, como de plumas, de su melena color caoba; luego, el peso de su cabeza sobre el hueso que se mueve, como lo llama mi padre. En un momento dado, se le resbaló hasta casi rozar mi seno derecho. Apenas la miré, por discreción, pero tenía que ser muy jovencita para dormirse así, con tanta confianza como desenvoltura, recostada en el hombro de una completa extraña. Trabajo, estudio o juerga la obligaban a caer una y otra vez en la inconsciencia, mientras el autobús continuaba su marcha implacable hacia el norte. Mientras, mi mente mitigaba su mareo y mi corazón su tristeza con la música de Loreena McKennitt. Ya apenas si me quedan sueños, se han roto casi todos como adornos de cristal. Pero quizás dentro de aquella cabecita, no tan liviana como un poeta quisiera hacerla parecer, anidaran ayer algunos, alumbrados de fuego y de inocencia.

8 comentarios:

  1. Los restos de sueños rotos se barren y una vez bien limpito todo, se prepara una para recibir nuevos sueños, ¡muac!

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  2. Lorena es una buena excusa para soñar.

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  3. Gracias mil, chicos.
    Joe, el descubrimiento de la música de Loreena se lo debo a un amigo. Un magnífico regalo sin duda, bálsamo para el alma.
    Ra, ya veremos lo que hago con esos pedazos. Hasta con cachos de cristal se puede hacer arte... en un horno de esmaltes al fuego.

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  4. Sin duda un escrito precioso, pero tú eres más que un sueño roto, no lo olvides nunca.

    Con cariño, Maripicos

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  5. Siempre me encuentro en tus palabras. A veces mas adentro y otras mas hacia afuera. Pero siempre...
    Gracias, Lian :)

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  6. Gracias, Mari y Lian, guapetonas.
    En el pozo del corazón siempre hay más de lo que uno creía posible.
    Besos

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  7. Precioso final, querida Mir.
    Los sueños nunca desaparecen.

    Un abrazo.

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  8. Gracias, Tali. El final --los sueños que anidan en esa cabecita-- lo sabrá su dueña, que hace 15 días se quedó dormida en mi hombro. Ya lo dice la etiqueta: "Como la vida misma".
    Un abrazo

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