Apagó las danzas,
segó las estrellas,
derribó los puentes
hacia la esperanza.
Pesó en la balanza
de las alegrías
la noche y el día,
lo que es importante.
Me mató un instante.
Morí de amargura.
Resucité entera.
Caminé segura.
Vestí mi armadura,
icé mi estandarte.
Con escudo y lanza
seguiré adelante.
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